LA TRIBUNA DE 'LA VERDAD'
El medio ambiente murciano: escenario de embaucadores
24.06.08 -
MIGUEL ÁNGEL ESTEVE SELMA
Acabamos de conocer variadas iniciativas de nuestros poderes públicos para atajar el cambio climático o la sostenibilidad de nuestra cada vez más inhabitable ciudad de Murcia. Banderas verdes, azules, de todos los colores, son coleccionadas por nuestros políticos en un prurito insaciable por presumir de sensibilidad y compromiso ambiental. Los responsables de nuestra administración ambiental saben que han de sustituir la realidad, que se muestra tozuda en cuanto a la insostenibilidad estructural de nuestro modelo de crecimiento, por la percepción mediática de la misma. Más que afrontar realmente los problemas socioambientales desde la raíz, le es suficiente con aparentar que los afrontan, pues la sociedad murciana, como tantas otras, es poco dada a la reflexión y al análisis en profundidad en esta materia, con lo que es fácil seducirla.
En efecto, las últimas iniciativas ambientales de la Administración local y regional no aguantan un análisis serio. Daré algunos ejemplos. El Ayuntamiento de Murcia ha recibido una bandera verde por su buen hacer ambiental concedida por una asociación de consumidores, autocalificada como independiente, de la que desconocemos labor ambiental alguna. Esta bandera verde parece ser compatible con una gestión de los residuos urbanos denunciada por Ecologistas en Acción por fraudulenta como pudimos ver en CQC, o con unos episodios de contaminación atmosférica cada vez más graves y frecuentes, o con una Agenda 21 local, premiada también, pero realizada sin la participación de los actores sociales más activos, y por tanto huérfana de un verdadero compromiso social, o compatible asimismo con la pérdida acelerada de la huerta (más de 160 hectáreas anuales), cuya defunción definitiva es auspiciada por el Ayuntamiento de Murcia y su modelo urbanístico. Pero no hay problema, cuanto menos huerta haya más Bando de la Huerta habrá, y todo resuelto. Esa es la verdadera estrategia de la política municipal.
La otra gran iniciativa reciente, en este caso en el ámbito regional, son las 125 medidas para luchar contra el cambio climático. Para ser totalmente honesto he de reconocer que la actitud de los nuevos responsables en materia de medio ambiente a nivel regional es mucho más comprometida y sensible que la de sus predecesores, vaya esto por delante, pero, siendo loable este esfuerzo, resulta totalmente insuficiente y en este ámbito se inscribe las medidas de lucha contra el cambio climático. Todas estas medidas son, en general y en un contexto teórico, aceptables para paliar la severidad del cambio climático y sus efectos. Pero enunciadas, como se ha hecho, sin un análisis coste-efectividad, sin unos compromisos financieros reales, sin unas sendas de cumplimiento y sin una garantía de aplicación en el resto de políticas regionales (urbanismo, agricultura, economía, etc.), constituyen un mero compendio más o menos completo de lo que resultaría deseable, un simple desiderátum, y no una verdadera estrategia o plan de acción que pretende materializarse.
Desgraciadamente, todas estas medidas huelen demasiado a humo, pues carecen de capacidad para racionalizar ambientalmente el modelo de crecimiento económico auspiciado por el gobierno regional, que es la causa inmediata de nuestra insosteniblidad. Pongamos algunos ejemplos: plantar un millón cuatrocientos mil árboles es ampliar únicamente el 1% la masa forestal de la Región. Los esfuerzos reforestadores anteriores han sido del orden de 100 veces más ambiciosos. Ahorrar 20 hectómetros cúbicos de agua es reducir en un 1% el consumo actual de este recurso en el contexto de la cuenca del Segura. Pero mientras se hace esto, las más de doscientas mil viviendas construidas o iniciadas en los últimos años en la Región de Murcia (las comprometidas en los planes generales o en los convenios son más del triple, y esperan la superación de la crisis), muchas de ellas bajo la forma de resort, supondrán a corto plazo unas demandas de más de 80 hectómetros cúbicos de agua en alta (en una hipótesis de consumo per capita como el actual), 4 veces más que todos los ahorros propuestos por el plan.
Del mismo modo, el objetivo de reducir el 20% de los gases efecto invernadero respecto a los emitidos en 2005, resulta un simple deseo o una mera conjetura sin base real alguna, pues en los periodos anteriores gobernados por el PP, con el mismo modelo de crecimiento que el actual, han aumentado en más de un 40% con respecto al año de referencia para el convenio de Kioto (1990). Estos objetivos son difundidos para hacer creer que es posible mantener el vigente modelo de crecimiento y simultáneamente ser responsable con nuestro medio ambiente, lo que resulta a todas luces imposible. La actual crisis ambiental y energética demanda cambios profundos en los hábitos de consumo y en el modelo de crecimiento económico, y no simples minirreformas o compensaciones de dudosa utilidad. Pretender cerrar la herida en falso, respondiendo a estos problemas con medidas sin garantías de aplicación real y efectiva, desincentiva la construcción de alternativas mucho más profundas y eficientes y crea la falsa imagen social de que los problemas están en vías de solución, cuando realmente se están eludiendo. Recuerden lo que pasa con las basuras. Políticos murcianos: más compromiso real y menos embaucar. Murcia no se vende.
Miguel Ángel Esteve Selma es profesor de Ecología y miembro de Ecologistas en Acción.
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El medio ambiente murciano: escenario de embaucadores
Publicado por caravacacampoyciudad en 12:04 a. m.
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